lunes, 14 de diciembre de 2015

Tren doce

La capital del pensamiento queda fuera de los ejercicios automáticos de la conciencia. No se pretende atemorizar a los paseantes, es sólo que la actividad automática ahuyenta a quien no comprende la transición entre lo lindo y lo necesario.

martes, 8 de diciembre de 2015

Búsqueda y encuentro

la arritmia del mundo
su baile a destiempo
su herida abierta
descubierta por deseos
que se diluyen al viento
como sombras expuestas al sol

la ilusión sangra
a chorros desesperados
imposibles
en círculos
mentirosos y espirales
que huyen de sí
para hacer de lo mismo
algo distinto

búsqueda
sin encuentro
borrachera
sin tiempo
ahogada de aire
de costa a costa
en la arena del olvido

ola de impulsos electroquímicos
que desata
la furia en lo ausente
un atrevimiento tímido
deja de creer
y vuelve a creer luego

entusiasmo ciego que parte
en dos
lo que toca
ímpetu que no
llega
a su lugar

merodear el mundo
en ciclos
alrededor del sol
sin tratar de engañar
ni mentir

encuentro
momento de felicidad
que sublima
la búsqueda
eterna agonía

martes, 17 de noviembre de 2015

Estabilidad

Palabras secas.
Cortas.
El terror es así: deja lo mejor para después. Momentos eternos que terminan.
Hay palabras grandes que no deben ser pronunciadas si no se les acompaña de una palabra benévola que les quite el miedo.
El miedo a caer no es otra cosa que falta de esperanza para saber cómo levantarse después.
La estabilidad es lo contrario del terror.
¿Qué me detiene?
Un hilo roto. Sólo aprender a tejer permite consolidar lo que se fue.

viernes, 17 de julio de 2015

Imaginación

En un ejercicio de la imaginación me imagino que soy poeta. Un poeta imaginario. Me desdoblo en mi papel y escribo un ensayo en prosa. Porque, en mi imaginación, como poeta, estoy harto de los versos. Y pido tregua.
Respiro hondo. Imaginar, dentro de la imaginación, los versos que no escribiré me da armonía. No tengo que fingir que soy lo que no soy. Porque como poeta imaginario también soy malísimo. Malo como una nube que no sabe llover. Como un sol que se convierte en metáfora pero parece símil. Como la luna cuando está a la mitad y ni alumbra ni oscurece.
Porque, la verdad, la luna nunca alumbra.
Por eso me imagino que soy un poeta con muy poco éxito. Los poetas exitosos, me imagino, ven el brillo hasta en un cuarto menguante.
Y me imagino sin luz; atardecer silencioso.

miércoles, 15 de julio de 2015

Jolgorio

Ilumino el cuarto juntando pedacitos de luz
Jolgorios recuperacionistas
descolgados de una nube azúcar
miel azúcar
dulce azúcar
triste azúcar
se descarga en catarsis plata
de dolor ajeno
por el oro lejano en el recuerdo
de uno de los mejores días de consumo
y no se compara con el peor
en recuperación
Botana espiritual que es experiencia
ventana para adictos al cigarrillo
pero ya no consumen
no se consumen
se sumen en el sueño
de la recuperación
cucharaditas generosas en dosis
para náufragos
y asido al tronco de la esperanza
dios no baja
nunca baja
y así no se puede existir
para existir
hay que bajar
No es el primer año
el primer mes
ni el primer día
son minutos 
que se olvidan
la trayectoria del viento
ocupa la retina
Verde y al pulmón
necear hasta la derrota
las neuronas
descomponen sueños
que adormecen a la muerte
Humo placer
en la cumbre de un cigarro
Guardo recuerdos antaño
sólo por hoy, hermano
ni más ni menos
Después sólo hay neblina
Fue la primera inyección
De humo
Y las doscientas que sobraron
Llovieron gotas de aire
se agusanó el maíz
y regresó mi mamá de Mazatlán
Vida disfrazada de malilla
Y el cinismo de saberse vacío

sábado, 11 de julio de 2015

vacio tres

solo
defino el borde del vacío
no para entrar
para salir
entuzo un encendedor
en los calzones
junto a los
huevos
huevones
parte en dos la oscuridad
palpa la niebla
de otra cosa que he de guardar
como ciego que ve
la luz
por primera vez
pero no salgo
entro
y entro más
no entiendo

martes, 9 de junio de 2015

Spanglish afterglow

te conocí pensando en la vacuidad de la distancia.
después de trazar rutas inimaginables dentro y fuera de my mind.
había comido hallucinogenic mushrooms.
experimentaba un afterglow de felicidad.
ya el desire nos había cruzado
but fue my cousin la que nos hizo encontrar.
entonces, with beauty, apareciste, ideal.
ahí estuvo our first real contact.
a tingling delirio de amor made me fall.
could it be happening?
is love una cosa made to last?
truth que la felicidad dura poco.
como clouds turning into shadows in the gran, blue sky.
blue, como la tristeza.
clouds, como la verdad.
tu grandpa moriría pronto.
morir: afterglows amongst the inexorable
morir: caminar el endless path.
meanwhile yo seguía viajando.
no sabía como parar.
había comido muchos hongos.
it was as if mushrooms had comido mi realidad.
entonces i remembered el remedio.
humeante, infalible y fatal.
boy, cómo amo la weed.
but every time que la dejo me reclama
en corto: weed makes me go mad.
shouldn’t have done it.
pero los hongos had flipped my mind.
sin embargo, algo made it clear.
it was time to talk about love, miri markes.
we followed through a través de una foto hermosa.
tu cara bonita rodeada de un lake y mountains.
te quise decir que you could hike in my heart.
i’ll never forget that día de enero
sunny sunday, veinte catorce.
el celular vibró.
agarramos al destino with our hands.
al lado de tu beauty, vi un lago impactante.
el paisaje became irrelevante.
el cellphone volvió a vibrar.
¿de veras? ¿cuándo? ¿dónde?
how?
sin buscar me encontraba al love of my life!
pretty intense feelings, lo sé.
weed imperfecta.
stop your knock de puerta en puerta.
espera el increíble aftermath.
había encontrado un appealing remedio.
pues isn’t love supposed to heal it all?
with tu amor life became crystal clear.
sólo el amor permite ver con claridad.
le dimos una oportunidad a la distancia.
kilómetros de comprensión.
le dimos a la magic una fast track.
glowing, ever glowing afterglow.
los days became water.
tu sweet smile became mine.
besos con los dedos disfrazados de elegancia.
palabras con la boca cerrada.
spanglish para entendernos.
afterglow para vincular.
canciones compartidas mientras te imaginaba naked.
versos lejanos suficientes para alcanzar.
but we needed more.
besarnos. abrazarnos. tenernos.
so we decided to irnos a la paz.
thrilled to vernos por primera vez.
thrilled to estar cerquita del mar.
comprendí que un beso era mucho y muy poco.
algunas caricias siempre dejan con ganas de más.
i needed you de tiempo completo.
aquí conmigo, in my city.
quería ver tu cara todos los días al despertar.
aeropuerto. besos en el coche. jardines de méxico.
simply puesto, your hand in mine.
only puesto: adicto una vez, para siempre addicted.
no surprises, you begged.
pero i told you: la mota me pone mad.
paré lo mejor que pude.
y quise hacerlo, pero no lo pude evitar.
dentro del desorden, quería lo mejor para nosotros.
penri. boston. a place to call casa.
sencillamente, to share a life.
but dragons were coming.
te tomé y te hice pedazos.
destruí la relación.
i just wanted to destroy lo que estaba mal.
pensé en dejar la weed y caminar limpio.
a tu lado.
you know
a promising fresh new start.
pensé en nosotros getting married.
fucking, motherfucking, fucking afterglow.
la paranoia me hizo pensar que there could be another man.
te dejé torn to shreds y aún in love with me.
boy, you tried so hard.
me quedé luchando con fantasmas.
dealing with the lingering ghost of the pain in your eyes.
figments of my imagination me dijeron “let her go.”
i was off.
tuvimos que embrace ese painful goodbye.
¿cuántas verdades fueron mentira?
¿cuántas mentiras fueron verdad?
un doloroso castigo was waiting for me.
mis propios fantasmas afterglowing poisonous fire.
three times me amarraron a una cama.
exorcismo para enfermos de psychosis.
tu paciencia ya estaba en brooklyn.
lejano el recuerdo de your hand in mine.
after two weeks, me soltaron.
la nuthouse se quedaría behind.
rehab center para calmar la adicción.
probar con otras medicinas.
rehab center para despertar.
colocar mi corazón en otra realidad.
nadé y nadé en agua fría.
buscaba curarme sin querer ya encontrarte.
all i needed was to feel un poquito de tranquilidad.
pero seguía pensando en fantasmas asesinos.
la mente kept telling me lies.
y no hubo más remedio que stop crying.
dejar de pensar que God me quería matar.
conseguí entonces calmarme un poco.
took a new med combo.
but my soul never grew back.
pensaba en ti de vez en cuando.
y así, seventy days vi pasar.
get off of me, güera de gelatina.
eso escribí en unas weird lines.
salí sin sentir muchos feelings.
tres months aturdido.
te quería y no te quería: i didn't know what to esperar.
como en canción: it had been a long, long time.
i had to contact my novia.
i had to wait sin saber why.
seguía in love?
o los dragones habían eaten me inside?
había matado more than just dragons?
had now mi princesa encontrado another guy?
sería un very sad being?
habías encontrado el final?
no more bubu.
no más boston.
no more sexy, sexy times.
no más talk about the weather.
no more kisses junto al mar.
i still tenía tanto amor for you.
distance desvanece lo ilusorio.
but it fortalece lo real.
pasó algún tiempo.
te perdí la pista.
qué pasaría si te volvía a llamar?
hablaríamos for maybe two hours.
escucharía tu giggle y tu crying.
aunque fuera for the last time.
lo hice.
with a drug called amor a distancia.
decidí volverme a drogar.
a kilómetros de distancia
your inner beauty lit a spark.
el día siguiente was oscuro
recibí un mensaje que me puso sad.
tú con someone else, yo solo.
things had ya cambiado de lugar.
no more afterglow: medicinas fuertes.
feeling triste y soul deprived.
lo nuestro ya no era nuestro.
me quedé sin drogas en my stash.
again, tú en brooklyn y yo en méxico.
we talked about being friends.
as a couple ya no más.
aprender a olvidar your touch and your tenderness.
the sweetness of your voice.
the could-have-been of our lives.
once my novia for eternity.
de lejos, ahora sólo ms. markes.
porque eternity, you know, lasts only un instante.
y luego fades away cuando el afterglow goes dark.

domingo, 7 de junio de 2015

Esperar

Un buen beso asoma el corazón por la boca
más que cualquier palabra suelta
quien lo recibe decide si se aleja o toca

cuando es a fuerza, el amor mengua el alma  pero la engrandece si dispersa el miedo al dolor que la mente racionalmente evoca.
Sonrisa mortal que se trasmina de lo inmaterial a lo corpóreo y se manifiesta en una cara que no sabe qué chingados pasa.
Sonrisa que traza líneas que arrugan la piel
Cerca de un año sin María da para desestimar consejos fuertes y a la cabeza, no escuchar lo que conviene, hacer oídos sordos a los que parecen saber, y buscar salvación por mi propia cuenta: el amor no se busca. Pero entonces cómo chingados lo voy a encontrar, si no es buscándolo.
Unas ganas mamonas me empujaban a agarrarle la mano, a agarrarle la pierna, a agarrarle la cabeza y besarla. Me refiero a besarla.
Curarme en los labios de una epifanía impropia, legada. Me refiero a redescubrir cosas que ya sé que existen pero que he olvidado. 
A veces me pongo grave. Como no sé esperar, espero siempre que todo ocurra a mi propio ritmo (mortaja para imbéciles con la autoestima despedorrada). Como no tengo paciencia, pierdo el contacto con lo chingón y quiero pensar que todo esto es un mal rato. Eso trato. Desde adentro las cosas salen lo anclándose en lo posible. Mira el reloj y dice que ya es muy tarde y que se tiene que ir; el metro, para llegar al centro, siempre es más rápido que una nave desconocida que promete llevar a ese lugar. Me refiero otra vez a amar.
Me pone grave el amor: su distancia, su cercanía, su presencia, su ausencia. Miope del corazón, pues, no distingo. Como no sé esperar, prefiero descreer que mi organismo se tritura y que mi alma es material de basura y que nadie la puede valorar.
Porque, más que coger, quiero un abrazo fuerte. Unos de esos besos que te llevan al sol y que, aunque queman y dejan marcas en la piel, saben un chingo a miel y te derriten. Como no sé esperar quiero uno de esos besos. Uno de esos besos que te hacen tragar años y regresar al mero principio; tiemblas desde los pies porque crees que no todo lo que acaba tiene un final.

Me imagino a dos que construyen. Me imagino a dos que persiguen. Me imagino a dos que escapan del pasado y del futuro y se clavan en un presente que dura un chingo.
Aunque no sé cómo, me espero.

jueves, 4 de junio de 2015

veinticuatro horas

la herida diario abre y cierra
y en lo que el grupo se prepara
tomo una pastilla morada como la cara
del que se ahorca y se queda bajo la tierra                                    
bien
maravilla tecnológica para quien
se quiere ahorcar y no se atreve
(la tercera dosis es breve)
la contención la mido en miligramos
(en lo que me dejan hablar) damos
una séptima para el mantenimiento
de llegar rápido al sentimiento
porque de otra forma no he podido llegar
más cerca
terca enfermedad, terca
que se instala en el agujero del alma
pastas llenas calma
la sal del hígado
es la mejor sal
en el remedio está la enfermedad
se estanca
sin piedad
en un dios de bata blanca
adicción-disfraz de mi locura
que la medicina nunca cura
pero que bien que trata
me arrebata
a un módico precio
la idea de la muerte
tengo suerte
soy necio
ni único
ni especial
sólo fumaba muy recio
suspiro libertad
mientras me encierro en un grupo
de cupo
ilimitado
donde, la verdad
limo asperezas con la vida
donde
se calma mi mente suicida
con todo mi dolor platicado
si quieres, dicen, llegar rápido
ve solo
si quieres, dicen, llegar lejos
ve acompañado

domingo, 31 de mayo de 2015

La vida después de Gaby

Despertar a tu lado siempre fue el sueño de quien no puede ya dormir.
Tu sexo tántrico me enternecía hasta el tuétano, hasta la médula, porque no era tántrico y era apenas sexo. Como olas encontradas en un mar delicioso que se convierte en agua dulce y llega a un vaso de agua.
Nos desesperamos uno del otro y dejamos de esperar hasta que me llamaste. Sabía a dónde ibas, y entonces volví a esperar. Recuperé la esperanza de ser libre como nunca lo volvería a ser.
Como siempre quise serlo.
La vida después de tu amor me dejó vacío, preguntándome en dónde habría caído tras el vuelo que me permitió conocerte. Tal vez en ti. Como si el destino ocurriera por nuestro imposible encuentro. No al revés.
Me hundí más allá de lo que tenía permitido y vi que todavía me querías. Pero de lejos. También vi que otros también te querían. Quién no.
Ávido de soledad, lo ingnoré; te ignoré; nos ignoramos.
Pero el Sol brilló fuerte. Me deslumbró ya sin ti, qué raro. Pensé que me lo habías robado para siempre.
Te busqué en María, en Verónica, en Violeta, en Cointa, en Anaité, en Bárbara, en Analía, en Alexa, en Yazmín, en Anayeli, en Miriam, en Sandra, en Ana, en Johanna, en mí. Ya no estabas, te habías ido para siempre, a pesar del tamaño de la palabra.
Dejé de buscarte.
Y la nueva vida prometió que no sería necesario seguir idealizando tu ausencia. Momento para encontrar lo que no se encuentra buscando: momento de buscar más, porque hay cosas que no se encuentran sin buscar, en realidad.
Ajusté la brújula.
Y aquí estoy ahora, reconstruyendo; habrá vida después de ti.

viernes, 15 de mayo de 2015

Tus entrañas caben en este pedazo de madera

Con el paso de los años me doy cuenta de que las razones están de más. Si un cubo de metal tiene opciones, lo mismo se puede decir que el total de habitantes en el universo se desacelera.
Entretanto, dos leones ávidos de carne buscan amigos para deshacerles la amistad. O para requerir un poco más del término.
Sin embargo hay que apuntar que desde el palacio de los dioses las nubes no se ven igual que desde abajo. Ellos mandan la lluvia cuando están aburridos. Y un trueno parte en dos a quien quiera posponer la muerte. La decadencia del sentimiento de culpa es una muestra clara de que pensar demasiado en el hábito de la noche impide congelar uvas. Un día soñé.
Que me subía a un tren sin dirección y que me sentía ligero, ligero. Como cuando una golondrina te hace el verano. O más: una caída informe de vocablos vernáculos estereotipados. Hay ritos que marcan pereza.
Subterráneo. Y viajaba a mil kilómetros por hora, por eso me di cuenta de que estaba soñando con harina de papel.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Las estrellas brillan más en el sur

Bien sabe el tiempo que dos que se aman forman un núcleo que hace brillar a la tristeza si se parte.
Tentativamente, y es mi obligación afirmarlo, las estrellas brillan más en el sur.
Cuánta gloria desparramada en cada regreso, en cada voltereta asombrosa.
No sé qué pase en el norte, si bien el brillo es un fenómeno subjetivo. Alguien tiene que producirlo. Alguien recibirlo. Alguien enunciarlo.
Porque hay poco que decir en una noche sin estrellas; que la memoria sirva de ejemplo.
El primer dragón que habitó este planeta se llamaba Brokaer. Nadie pudo matarlo: murió por causas naturales de edad avanzada, sin causar problemas. Es mentira que los dragones causen problemas; de naturaleza cálida y ermitaña, son criaturas de espacios infinitos a las que poco les gusta ser molestadas. Sólo hay que acostumbrarse al fuego.
Bien, es verdad, a veces queman, pero es que, tentativamente, las estrellas brillan más en el sur. Sobre todo en el sureste. Astros de helio que se parte en dos, por eso brillan: partirse en dos produce brillo, aunque también lastime.
Así es brillar, cuesta.
Intentar acabar con un dragón garantiza caos. No porque al dragón le importe, sino porque es imposible. Perseguir lo imposible garantiza caos. Y fuego que a veces quema.
Tentativamente, repito, las estrellas brillan más en el sur. Y digo tentativamente porque nunca falta quien se atreve a sostener lo contrario, y qué difícil sostener lo contrario al brillo austral de una estrella, mucho más de varias. Quizás matar a un dragón sea lo contrario al brillo de una estrella. Quizás no.
Broaker dio a luz a dos dragones más, de nombres desconocidos, que se encapsularon en una disputa amable por el territorio que cada uno habitaría; los dragones son seres territoriales. Ambos querían el sur, pero el sur no es para todos. Dicen que ahí las estrellas brillan más.
La disputa generó miedo entre las personas, que entonces eran muy parecidas a las de ahora, tal vez con los mismos pretextos para enojarse: dragones, y tal vez con los mismos para temer: perder el brillo de una estrella. Aceptar lo efímero.
Intentaron matarlos, se inventó el fuego.
Dicen que los dragones nacen de un amor que se parte y que da brillo a un lugar oscuro y desconocido. Quizás el brillo de una estrella sea la vida de un dragón. Quizás de dos.
Tentativamente, siempre con la posibilidad de que sea de otra manera, las estrellas brillan más en el sur.

lunes, 11 de mayo de 2015

Parpadear

El oxígeno colisiona con partículas de éter que no hallan un mejor nombre: saciedad coloidal en épocas tempranas de la creación. El vapor, gris, traza su cauce hasta ver su fuente apagada. El fin está tan lejos como el principio: todo gira en torno una ilusión inalcanzable.
Este pequeño universo se reconfigura. Planetas hechos de polvo de estrellas que no encuentran unión y gravitan azarosamente alrededor de una superficie cálida que acusa gravedad y radiación. Las necesitan. La gravedad les quita azar y el calor les da razón.
Perpetuidad en un viaje sin final que es igual a nadar en el aire: volar, dicen los seres de polvo. De polvo de estrellas. Tiempos de migración que prometen felicidad. Indescifrable y conocido, intergaláctico y terrestre, el mapa indica que la meta ya no es el camino, ni su final. La meta es sólo una idea vaga y circular.
Desaparece y aparece. Brilla.
Se configura un nuevo planeta. Brilla.
Sale por fin el Sol. Brilla.

lunes, 4 de mayo de 2015

Animal

I
Como antimedusa me mira a los ojos y me derrito.
Además pienso cosas que no debería pensar porque el día siguiente es siempre el siguiente y duele que no sea ya el momento justo en que me mira. Pero es de noche y me mira y me derrito para ella que no sé para quién se derrita si acaso para alguien.
Me acerco y de pronto la suerte se condensa en ella que me deja estar ahí y deja de estar en cualquier otro lugar y por fin me mira a los ojos con esa mirada que me derrite. Se condensa la suerte también en sus oídos que se muestran capaces de muchos espacios: por fin me escucha cuando le digo que me gusta. Tal vez sea que estoy aprendiendo a decirlo o tal vez sea otra cosa que nada tenga que ver con lo que diga o deje de decir ni con los espacios de sus oídos que tal vez no sean para mí.
Pero la noche me encanta y me despierta porque parece que es para mí al decirme que siga moviéndome en su espacio. Eso quiero pensar, que la noche indica algo. Escucho y me preparo como si para algo así uno tuviera que estar preparado y no fuera más bien algo para lo que no es posible estar preparado porque te golpea y te aturde y no crees que realmente pueda suceder.
Aunque parece imposible me centro en el momento y entonces le sigo diciendo lo que me ocurre nada más mirarla y como quiero acortar la distancia entre mis palabras y sus oídos acerco mi boca a su oreja. Así la toco primero y me deja tocarla más y entonces sí me pierdo y me convierto en animal de dudosas intenciones que olvida que después va a sentir un dolor que no sé qué tan fuerte vaya a ser porque tener lo que más quieres hace posible perder lo que más quieres.
Convertido en animal me creo incapaz de sentir dolor y de saber el futuro y sin embargo me doy cuenta de que animal siempre seré aunque no siempre con el mismo dolor ni con el mismo futuro: soy un animal de momentos y ella es como una droga que detiene el tiempo y el sufrimiento.

II
Subo como vapor a su nube y la suerte me condensa: está ahí.
La miro y la toco otra vez para olvidar mis carencias que duelen como si la ausencia de algo pudiera doler y para no pensar en que cuando la deje de tocar ya no voy a saber cómo sentirme; también la miro y la toco otra vez porque me quita el dolor que me produce no tenerla cerca cuando no la tengo cerca y no la miro y no la toco y no me derrito. También porque no puedo pensar en nada más.
Genero la idea de que si me acerco más la próxima vez que la vez anterior ahora sí se me va a quedar pegada pero ya ha habido otras veces y siempre se me pega nada más su falta y me quedo igual o peor. Me acerco más igual pero es como si ella fuera de teflón porque por más pegajoso que sea convertido en lo que creo que es dulce no me pego, solamente me derrito y ni así hecho caramelo me le quedo pegado.
Me prometo entonces ya no volver a tratar pero igual vuelvo a tratar después porque sé que aunque a veces no, a veces mi tratamiento funciona. Antes y después busco como quien busca monedas en una fuente de la fortuna. Sólo ella brilla tanto.
Aviento mi moneda para sacarla mojada y sin suerte porque las monedas de la suerte no se sacan, se dejan ahí para que el tiempo les dé no sé que olvido que al recordar de lejos parece suerte. Ha de ser el tiempo: haberlas aventado y la belleza de verlas todas juntas en una sola fuente afortunada. Pero la suerte verdadera si existe es eso que se construye aventando momentos a muchos lugares y no nada más a uno. Ella es siempre un solo momento de muchos lugares y se va y se desvanece y ya no está conmigo.

III
Dicen que todo lo que tiene un principio y que todo lo que sube pero yo sólo soy un animal de principios dudosos y de subidas que no alcanzan.
Animal, quiero sentir el placer que se maquilla de azúcar porque primero sabe dulce pero es otra cosa porque sabe amargo después. Animal, quiero ser su animal y que me acaricie y me diga cosas que no le ha dicho a ningún otro animal otra noche en que la suerte se condense y sea capaz de todo. Animal, quiero ascender en un juego peligroso y entonces sí llegar al final y bajar. Acercarme aún más y más y que el placer desaparezca y vaya haciendo el espacio de contacto cada vez más reducido hasta que aplaste. Que del espacio que hay ya no haya más y que quitarse lastime y no quitarse también y entender que ya no es placentero y por fin me vaya a otro lugar con hambre de más.
Quiero recordarla a veces por lo que me dio y siempre por lo que me quitó y quiero que por más descuidado que esté el espacio que nos une y cuidado esté el que nos separa llegue el día en que esos espacios sean el mismo y así el placer se convierta en costumbre: fuente vacía para un animal coleccionista de memorias.

lunes, 20 de abril de 2015

Este cielo

Hoy en este cielo llueve y se caen las estrellas.
Los cometas de un universo finito se escapan y alcanzan la eternidad.
Te buscaré impaciente cada uno de los días en que te tenga prohibida.

Hoy en este cielo llueve y se moja la tierra.
El corto horizonte anuncia amaneceres nuevos que le dan al pasado ya sombra de ocaso.
Intentaré y aguantaré todo lo que pueda, te deseo sin manía.

Hoy en este cielo llueve y se deshacen las nubes.
El vapor que antecede al agua desvanece su sueño y se precipita.
La infusión del palcer ilumina los días, mas de noche es sombría.

Hoy en este cielo llueve y se salpican las almas.
Difusos, los ciclos naturales recuerdan explosiones distintas en cada caída.
Te pediré que me inyectes vida prestada, porque existir sin aditivo es como una sequía.

Hoy en este cielo llueve y se desbordan los ríos.
Figuras majestuosas pintan la distancia que se recorre de la realidad a la fantasía.
Pongo en escena lo mejor de mí sabiendo que todo lo que empieza termina.

Hoy en este cielo llueve y se expande la vida.
El fruto de la tierra lo siente y se esconde para un mejor día.
Y entiendo que desear tu deseo a veces es cierto y es a veces mentira.

jueves, 16 de abril de 2015

Un día

Al mirarte, mis ojos inventan colores.
Me muevo de grises superficies a abismos azules sin mucho cuidado.
Curioso, un incrédulo gato interior despierta.
¿Cuál será el abismo de la belleza?
Día de preguntas sin respuesta.
Estar contigo es como nadar en una burbuja a prueba de silencio.

Al escucharte, mis oídos descifran dialectos.
Dos nubes chocan rápido para convertirse en una sola que sube alto.
Cae esa lluvia que hace temblar al calor.
Llueve más al recordar los momentos de sequía.
Sin impermeable, me mojo en un intento por refugiarme de lo difícil.
Salgo así de la comodidad de mi propia burbuja.

Al tocarte, mis manos construyen necesidades.
La analogía de nadar se ahoga cuando la metáfora de tu lluvia me inhunda.
Del otro lado, tus manos.
Instantes que derriten el hielo de mi nube y me cargan de electricidad.
Agua mística que, sin pasar, sacia de una vez mi sed.
Vaivén de olas que describen deseo cuando se van y cariño cuando se vienen.

Al besarte, mi lengua inventa movimientos impredecibles
Rompo la burbuja del momento diciendo algo horrible.
Me equivoco: un día nunca es suficiente para saber.
El destino se enreda y desenreda en la noche del tiempo.
Busco palabras no escritas para pedir perdón, pero no encuentro nada que no haya dicho antes.
Como destino, me desenredo en otro nudo y reconozco glaciares que no se derriten.

Al reinventarte, mi corazón acelera latidos.
Es deshacerme, contagiado por la intensidad de tu sabor.
Es rendirme, atrapado en la distancia de tu baile.
Es encontrarte, perdido en el laberinto que protege tu calle.
Es disculparme, apenado por hablar en presente de lo que no ha ocurrido.
Es explicarte, suspirando, todo lo que podría pasar si nos convirtiéramos en gatos.

jueves, 9 de abril de 2015

Novedad

A menudo me pregunto si volveré a sentir como sentí alguna vez. Es la venganza del futuro la que me deja varado en un día que se repite y se repite.
De vez en cuando el día cambia y voy avanzando, lento, hacia un mañana indescifrable. Siempre. Ahí me ubico, y me busco pretextos para sentir.
Y es que no te conozco.
En la estridencia del silencio que me habita me abro y escucho un canto nuevo. No sé si sean sirenas: me he quitado de analogías y amarres. Es la promesa de un baile experto que, por fin, podré imitar. Improvisar un cuento nuevo con un final, si lo escribo, feliz.


El calor me obliga a dormir desnudo esta vez, y lo comparto. No sé que diga, está lejos, pero me hace olvidar el fantasma más viejo y así pierdo el miedo.
Desvanezco, con trabajo, un dolor inevitable enclavado en un sufrimiento opcional. Ya casi no me acuerdo: el agua de noventa y tres días de enero moja un pasado necesario.
El premio es dulce. Los premios siempre son dulces, más allá de su sabor. Me deshago de promesas adjetivas y me finco en una realidad plasmada de tranquilidad.


Y es que la intesidad destructiva, años atrás, murió en enero. Lo que queda es suficiente para describir y descubrir una nueva entrada.
¿Será?
La pregunta me indigesta, pues sobra tiempo para responder.
También sobra preguntar.
En lo práctico, el océano de la novedad es infinito.

viernes, 3 de abril de 2015

Medicinas

Encuentro el momento para aceptar que lo que más conviene no siempre es lo que más gusta; que lo que mejor cae no siempre levanta.
Mi mejor medicina eran sus dedos.
Su lengua me fue despintando hasta dejar sólo la tristeza de saborear el mar que nos separó y que jamás nos volvió a unir.
Sus ojos me miraron avanzar, errático, hacia un propósito imposible: me cansé.
Lo que distinguió el principio del final fue la divergencia de lo lineal: se cansó.
Miramos hacia otro lado.


El miedo a la libertad que un día me llenó la cabeza de fantasmas y me asustó tanto que me llevó al pasillo de lo incomprensible hoy me despeja: momento de limpiar los cristales turbios de una soledad indiscreta.
Tiempo pasado que ya no volverá.
Las verdad, cuando es ajena, sólo se puede ver a tarvés del espejo.
Lo volteo a veces.
Me apoyo en lo antiguo, me recuesto en mis sueños: despierto al presente y me caigo.
Pero me levantan con medicinas: hoy acepto mi fragilidad.


Así, mi incipiente libertad se encalla en una noción diferente.
Persigo el canto de una nueva sirena que no promete más que un nuevo dolor; necesito muy poco para volver a sentir la medicina de su voz.
Escucho con atención esa trampa radiante en medio de una lluvia de ceniza: barro en el barro y me recompongo con una sola canción que enloquece.
Su mirada aún no me adivina: prohibido en su permisividad.


Mis medicinas tratan, pero no curan.
Admiro esa fórmula que siempre acaba con "a": necesito otra dosis del veneno que, en cantidades controladas, permite soñar.
Me asomo a la realidad completa de una verdad a medias, el juego de un intercambio lejano que mataría a las hormigas si lo acercara de más.
Tengo sed. No he probado más que aquel trago que diluí con el agua de la soledad.
Me hace el daño necesario para reconstruir mis bruscos pedazos con el oro fino de su belleza.
Así, mi salud depende del dolor que genera el remedio.

jueves, 2 de abril de 2015

Motivos para seguir

La manifestación de un peso más grande que la fuerza para cargarlo mistifica las ganas de enfrentarse a la vida. Todo lo que cabe en una pregunta de mal gusto: ¿La vida se abraza o se enfrenta?
Abrazarla es la fuerza que arroja hacia la promesa de lo infinito, luego se termina. Concentración espiritual, cuando el poder del universo, que empuja y jala, se detiene. Belleza disfrazada de confusión y las ganas de no permitir que la oscuridad impere.
Enfrentarla es caminar con los pasos automáticos de un ciego corazón atrapado.
El gusto es lo que impulsa a desentenderse del árido camino y humectar la sequía con razones efímeras que escalonan la vía de lo duradero.
Necesito una motivación ulterior. Perdido, volteo y me imagino: está en mi recuperación.
El miedo me toca los ojos y mi mirada se convierte en un túnel de oscuridad horizontal. Lago de fronteras infinitas. Mundos castigados: suspendidos sin tregua.
Pero al desprenderse la costra de lo punitivo se ajusta la mira y aparece la luz dentro del túnel. El final ya no existe. Las fronteras que delimitan lo difuso anuncian una tregua: una sonrisa de intención accidental.


Su complejidad es tan simple que cabe en el tiempo que vive una hormiga. Un día sabré cuánto.
Y dentro del caos que trazan mis palabras encuentro la forma: hay motivos para seguir. Avanzar. No parar.
Qué importa lo que no importa cuando el corazón se detenga.
Algo encuentro en su sombra que prohíbe lo posible con vitalidad casual. Permite lo imposible: no es secreto que el secreto sea encontrar cómo. Que la respuesta no sea qué, sino quién.


De cerca, te hablo de tú.
Preguntas que mueves y detienes. Un golpe en el pecho avisa: al corazón se le persigue hasta el agotamiento.
Tu don es el de la teletransportación: calor invernal que anuncia cambios insospechados.
Desaparición calculada: te muestras en un sueño a pesar de los estorbos y de las amenazas. Vamos: te espero.
Eres el sentido de desentrañar lo absurdo.
Te encuentro y, perdido, te miro con admiración, te escucho con atención, te toco con precaución. Plan arbitrario que permite adivinar: si no puedes caminar, vuela.
Una cortina vieja que, desgastada por los años, baja poco a poco; lo suficiente para anunciar un final en suspenso: es momento de cerrar, pase lo que pase.
De su ausencia derivo algo divino, y me imagino que el gusto de vivir me abraza. Encuentro aire fresco para inhalar de nuevo.
Exhalo sobre membranas fantásticas y algunas burbujas que se convierten en agua nada más tocarlas.
Con tus manos toco el tiempo y me mojo en un nuevo espacio para respirar.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Plataforma

¿Cuánto tiempo me comió un monstruo verde disfrazado de aliado enemigo? Extraño la solución solitaria: calmante para escapistas. Desesperado por salir de todo lo que causa dolor, fumaba con ahínco todas las noches lo más que podía hasta quedar dormido. Ahora no puedo. Salí volando de la plataforma, sólo tres saltos fueron necesarios para terminar amarrado de pies y manos.
He repetido hasta el hartazgo que ya no conecto como antes. Antes, es verdad, no existe.
Aunque me han desatado, permanezco tieso: algo en la conciencia se murió; se fue muriendo salto tras salto, error tras error. Y el caparazón apenas se mueve ahora, como si del interior algún nuevo brote quisiera emanar.
Pero no, todo está bajo control, dicen los especialistas; todo está "bien". Que qué bien me veo, dicen. Como ya no veo nada, dicen que me veo muy bien. Como ya no siento nada, dicen que me siento bien. Como ya casi no escucho, dicen que se me escucha de maravilla. ¿De qué rencor emanan los pensamientos intrusivos que reprimo a diario?
Miro a mi alrededor y no encuentro lo que antes encontraba mirando hacia dentro. Fijé mi mirada al firmamento. Voy y regreso.


La urgencia de regresar me avisa que, aunque sea a rastras, si me aviento hacia delante, algún día volveré a hacer contacto con la brisa submarina de la intocable felicidad.
En un espacio, despacio, se encuentra una promesa que aún no se ha anunciado. Los avances de la ciencia me esperan para determinar si algún día he de volver a ser persona y no un espectro espantoso de dolor. Mi otro yo me dice que sólo soy uno, y le creo.
¿No estaré exagerando? Sólo la experiencia interior de la dualidad puede decir qué está bien y qué está mal. Soy un fenómeno único: un sutil punzar subjetivo que se enclava en en alma. Qué es el después sin un antes con el cuál pueda comparársele. Sí, pues, exagero. Pero, ¿quién me explica el silencio? Hasta pronto, solitario. Ha de ser que me hice adicto al café.


Sobre el escritorio, una taza de café alumbra lo que pintaba para ser un prodigio y ahora espera una ficción adjetiva. Algunas noches regalan pedazos de vida condensados en sueños. Soles disfrazados de lunas para ver de cerquita sin que se quemen los ojos. Le llamaré la llamarada de planeta ficción, por decirle da alguna manera. En este lugar de la imaginación el tiempo se detiene. Me permite recrear los agostos de los tiempos en que no había prisa. Espero con ansiedad dormida a que llegue agosto, promesa de cambio.
Qué chispa inició las ganas de ser otro. Cuando no había antes con quién comparar. Ojos completos sin resquemores de fatalismo ni desesperanza. El Sol era Sol y la luna era satélite nada más. Las metáforas eran sueños de olvido y las analogías servían para entender explicaciones que pronto se disolvían en el éter de la inocencia. Pensaba en respirar para no dejar de hacerlo, y me sentía tenso. De ahí a la escuela y de ahí a la obsesión. No sé que sueño cambió mi película interior y qué Pablo me prohibió su amistad, extrapolándose al mundo.
Así se resquebrajó mi realidad, se fue haciendo compleja entre humos grises que anunciaban la llegada de dificultades anónimas que convertirían todo en polvo ajeno. Ahora me veo suspendido en un tiempo difícil. Es mi realidad.


Mi realidad tiene llagas cuando se le mira de cerca. Es una plataforma quieta. Flota muy alto; tan alto que sus habitantes se avientan al vacío con sonrisas en la boca: no quieren vivir ahí. ¡Es un sueño! Estoy por darme cuenta: ya me di cuenta. Me miro las manos en todo momento. Cuento los dedos para atesitguar si el tiempo avanza o retrocede o se detiene.
Ya todas las noches sueño que sueño: puedo hacer lo que quiera, pero no hago nada: floto en la diversidad de la nostalgia.
En la adversidad de la catarsis. ¿En dónde está el tapón? ¿A qué mástil me até? ¿Qué canto prohibido quiero escuchar?
Mis llagas tienen realidad cuando se les mira mal. A veces les pierdo el asco y las comparto. Sigo atado. Maniatado.
Dicen que si me suelto regreso a la locura: la llamarada de planeta ficción. Qué extraño, la extraño. Entre sombras y realidades me precipito en lo que no se puede tocar. Me encuentro perdido en un agujero negro para siempre; el único punto de contacto es una pequeña pastilla que me seca por dentro y me seca por fuera. Soy un cascarón de piel y hueso.
A veces siento que estoy en coma, y que mis movimientos son los de una máquina que dice: no me desconecten, ¡voy a resuscitar!.


Tal vez sea que una vez intenté suicidarme en el mar. Mi cuerpo estaba en tierra firme; mi mente flotaba en la luna, lejos. Me metí a nadar para alcanzarme. Seguí la luna porque hay ocasiones que no se repiten. Brotes de esperanza para pescar sueños lúcidos que ocurren una sola vez. Soñar estando despierto es la experiencia de la locura. Palabras sueltas: virus, destrucción, realización, esperanza, malestar, Dios, demonios, salvación. Todo cabe en una botella sabiéndola arrojar al mar. ¿Habría tiburones? Tal vez sea que una vez quise destruir lo que más me ha amado jamás, la mitad de mi vida. Una vez me convertí en tiburón y nadé en el aire de un sueño dentro de la realidad y le quise sacar los ojos a Dios para irme al planeta del terror y reinar con la victoria de quien no le teme a nada ni a nadie, más que al propio miedo. Inventé una máquina de movimiento perpetuo. También inventé la canción más bonita del universo. Me despertaron en una ambulancia.
En el mar de mazatlán hay sirenas. La locura es un regalo divino: es el hambre de Dios. Un día conocí una sirena, aquél día que el humo prometió quedarse atrás para siempre y regresó, cíclico, a enloquecerme más. Hay hambres que comen hambre.


Soy un alma sensible que quiere escuchar tanto que se ha quedado medio sorda. Soy un alma muda que quiere aprender a hablar. Cuando los miro a los ojos veo el universo, pero no sé qué miren ellos. Es lo mejor que puedo explicarlo. Soy un espejo de una sola dirección: sólo sé recibir. Mi hambre es de dar, y por eso sufro, porque me he quedado encerrado en el centro de una botella a la deriva.
Contengo solamente un mensaje, pero no lo sé expresar. Por eso expreso mensajes sueltos que no se concatenan entre sí, para ver si quepo en los días que se acumulan poco a poco hasta llegar a agosto (y más allá todavía).