lunes, 22 de diciembre de 2014

Nece(si)dad


perderme en esos ojos me aviva
y en la novedad me descoloca
un pie que sin querer quiere y me toca
y es suspiro certero y me contagia de alegría
cuesta trabajo entender entonces
lo necesario que se vuelve tragar saliva
y por esconderlo también suspiro
y vuelco mi mirada a la deriva
qué más da que se dé o no cuenta
si ella también juega, retira
la mirada
qué más da que compare su edad
con la mía
dos, tres, cinco, diez años
ni propensión ni necedad
belleza en intercambio de instantes:
vete, pide sensata la verdad
quédate, pide a gritos la fantasía
quema la luz de su sonrisa
(silente grito fugaz)
y en el eco de la contención
me imagino que es mía
me cargo una vez más
me desdibujo como última epifanía
tres besos que tocan sin contagio
que reflejan la realidad de su melodía
música seca que recuerda recordar:
si me recupero y entiendo
hay calor en el calor de mi mano fría
así solamente la suelto
aunque duele, saber olvidar
es despertar
es dejar de soñar
veinticuatro horas al día

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