jueves, 22 de julio de 2010

Tú, sin nombre, por respeto (a los dos), pero tú.
Con cara, la cara que te veo y que me imagino, con esos aretes y con la tinta tan cerca de ellos.
Tú, sin nombre y yo que te quiero nombrar. Tú, y lo que me imagino que me has querido decir. Y yo ahora te imagino escuchando lo que me has imaginado decirte.
Tú, con o sin futbol. Tú, con o sin cigarro. Tú, con o sin invaginaciones.
Tú, hombre, tú. Tú: tú, porque aunque te quiera nombrar necesito que me nombres primero. Yo, y luego ya tú, para que seamos los dos.

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