sábado, 27 de abril de 2013

Sol

A partir de un acuerdo súbito e implícito, las nubes comienzan a abrirse.
Una confesión incómoda que llena de miedo, que hace temblar, que dibuja todo de un gris sin esperanza. Pero luego, en el momento más sombrío de la noche, un rayo de luz inhunda de calma.
Y es aceptar que hay que darle tiempo al Sol para que salga. Tiempo.
Honestidad para con uno mismo. Irse soltando poco a poco ante un esquema inentendible. Orden disfrazado de caos.
Sólo suelta y acepta. Luego el Sol sale.

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