Entiendo la subida y la contemplo pasar en un vaivén de olas marítimas que le permiten a mis dedos reflejar el ímpetu que algún día nombré divino.
Paro.
¿Ves ahora?
Ese soplo, al que le han llamado "inspiración", se atrapa a la mitad del camino.
Y se suelta ahí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario