Me pregunté por qué la gente hace.
Resulta que, casi todo el tiempo, en casi todos los lugares, la gente hace. De diferentes maneras, en diferentes frecuencias y con diferentes finalidades, pero hacen.
Y es simple, quizás mínimo, pero innegable: la gente hace para olvidar que pronto dejará de existir (o para recordar que sólo quien hace existe).
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