Entender, primero, que la búsqueda y el encuentro, lejos de la creencia popular, son dos eventos que no guardan una relación causal. Siempre se puede buscar sin encontrar; paralelamente, se puede encontrar sin buscar.
Nada, sin embargo, iguala la sensación que se produce cuando, tras mucho buscar, encontramos algo inesperado.
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